Dos de los ocho pasos para la liberación del Ser de Ashtanga Yoga, el Yoga de Patanjali, son los Yamas (observación externa, referido a principios universales) y los Niyamas (observación interna, referido a preceptos individuales). Ambos conforman una guía ética que nos ayudan a limpiar la "terraza" de sus condicionamientos.
Los Yamas permiten mantener una buena relación con los otros:
Ahimsa: No violencia, compasión hacia todos los Seres, no hacer daño de acción, palabra o pensamiento o hacer el menor daño posible y el mayor bien posible. Trata de paciencia y perdón.
Satya: Veracidad, rectitud, comunicación sincera. Implica valor y dominio para crear armonía entre los pensamientos y las palabras pronunciadas. Ya lo decía el sabio Ghandi: “La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía”. Aunque a veces eso moleste a otros.
Asteya: Honradez. No robar, no codiciar lo que no nos pertenece. Robar es el resultado de creer que algo nos falta, lo que se contradice con la Ley Universal de la abundancia.
Brahmacaria: Moderación sensual. Regulación sobre la atracción, deseo o disfrute. Usualmente relacionado al celibato. Este punto está relacionado directamente con el responsable manejo de la energía vital kundalini.
Aparigraha: Humildad, compartir las riquezas personales, tanto materiales como espirituales, olvidar por completo la avaricia, la envidia. Comprender que creamos nuestra vida a cada momento y somos responsables por ella. Cultivar la generosidad y el servicio a los demás. Que no significa convertirse en una ONG energética, física o económicamente.
Los Niyamas permiten desarrollar una buena relación con uno mismo. Porque es sabido que si no nos llevamos bien con nosotros, difícilmente nos llevaremos bien con los demás:
Shaucha: limpieza psico-física y del medio que te rodea. Purificación de cuerpo y mente. Nuestro entorno nos refleja.
Santosha: Serenidad mental, sentirse a gustito con lo que se tiene y lo que no se tiene. Alegría y positivismo. Aceptación de situaciones adversas. Tener la capacidad de ver lo bueno en lo peor y tomar de allí una enseñanza. Ser agradecido. Trabajar el desapego.
Taphas: Austeridad, mesura, disciplina, equilibrio en sueño, trabajo, relajación, alimentación, ejercicio y entretenimiento. No hay mucho o poco. Hay lo justo y necesario.
Svadhyyaya: Auto conocimiento. Evaluar los propios avances a través de escrituras sagradas o lecciones de Instructores y Profesores. Ser consciente de qué me pasa, qué siento, qué sé. Dedicar un momento del día a cultivar el intelecto y aprender de nuestras acciones y decisiones. Utilización de la reflexión y el estudio.
Isvhvara Pranydhana: Devoción a Dios, aceptación de tus límites de Ser Humano frente a una energía Universal, Omnisciente. Siempre quedan cosas por aprender y multiples canales de educación e instrucción para seguir expandiendo nuestro nivel de consciencia.
La práctica de Yamas y Niyamas se transforman en estabilidad psíquica. No hay límites delineados entre unos y otros, de hecho unos no existen sin los otros. Como los ocho pasos de Ashtanga Yoga, al dar uno, inmediatamente repercute en los demás.Con estos principios y preceptos se trata de otorgar una línea general de conducta para con los demás y para con uno mismo.
Con más de dos dedos de frente encontramos las similitudes con los diez mandamientos cristianos, el óctuple sendero budista, Karma Yoga para el hinduismo, el Éxodo 20, 1-17 para el judaísmo, los 5 pilares del islam sumados a ciertas aleyas del Corán que podemos encontrar en dos pasajes: Al-An’ám 6:151-153 y al-Isrá’ 17:23-29… Y de seguro hay coincidencias con otros textos y enseñanzas de múltiples religiones. Si nos tomamos un momento para utilizar la razón, el camino es el mismo, sólo tiene diferente nombre. Es el mismo árbol, pero tiene diferentes ramas. La energía corre lo mismo en mí que en los demás. Si yo puedo comprender que las diferencias y los límites las crea el Ser Humano, si puedo comprender que la felicidad de los demás también hace a mi felicidad, puedo aprender a respetar y compartir. Nadie es dueño del conocimiento, está ahí para aprovecharlo, compartirlo y contagiarlo.
Me encanta ser este crisol de culturas en el que hago uso y abuso de palabras en otros idiomas, expresiones y formas. Tanto que a veces me preguntan - ¿de dónde sos?, o que no sepan si profeso religión alguna. He practicado el Cristianismo, he practicado el Islam, he cantado con los Hare Krishnas y festejo año nuevo Judío junto a los amigos que profesan esa religión, porque eso es felicidad para ellos, entonces ¿cómo no serlo para mi?.
Soy del planeta Tierra y creo en Dios, con el nombre que les quede cómodo. Porque hay cosas que no se pueden decir en otro idioma que no sea el de origen. Aun si encuentres una manera de explicar su significado, la vibración de las palabras hechas voz, nunca será la misma. Expresiones japonesas, árabes, argentinas, turcas, ticas, chinas y miles de etc... Costumbres budistas, musulmanas, cristianas, judías y otros tantos etc... ¿Acaso tiene importancia?, ¿acaso no vamos todos al mismo lado? ¿Acaso no estamos hechos todos de la misma materia?
Amo esta variedad y amo aprovechar lo que cada cultura, idioma, saber o religión tiene para ofrecerme, porque todo SIEMPRE suma. Quizás no esté de acuerdo con todo de todo, pero lo respeto y tomo lo que me ayuda a crecer y a ser mejor. Lo que no resuene conmigo, lo descarto con total desapego y respeto. Para mí eso es parte de la aventura de vivir esta vida humana y cumplir con el Plan Divino evolutivo y ascencional.
Integro las diversas herramientas y conceptos que suman a mi camino y desde ahí, en total libertad, cocreo mi propia verdad, mi propia realidad manifestada.
“Podrás decir que soy un soñador, pero no soy el único.” – (John Lennon)
Importante: Todas las asanas deben aprenderse con la guía de un Instructor calificado
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